miércoles, 15 de agosto de 2007

Quejas de nuestros usuarios, ¿no es hora de escucharlos?


Muchas veces nos ha pasado que nos hemos acercado al mostrador de atención al público de una biblioteca y la persona que "debía" atendernos estaba "ocupada" con otras tareas.

Desesperadamente hemos tratado que esta persona nos escuche y nos guíe hacia la bibliografía deseada o realmente necesitada para llevar a cabo nuestro proyecto.

Ya sabemos que a veces deseamos algo que realmente no es tan relevante para nuestro proyecto, y que deseo y necesidad no son sinónimos, sin embargo, si solo somos usuarios, se supone que el bibliotecario es el profesional que nos orienta para lograr nuestro fin, o sea, el hallazgo de aquel material que nos permitirá efectuar la tarea que nos hemos propuesto. El descubrir ese autor, del que jamás oímos nombrar, pero que escribe cosas que nos interesan y con el que podremos dialogar a través de un lenguaje en común.

En fín, se supone, que los bibliotearios son profesionales preparados para este tipo de situaciones, pero, muchas veces nos hemos decepcionado de su actitud.

Entendemos que este profesional muchas veces es denigrado por algunos usuarios, que lo consideran inferior y como mero acomodador de libros, sin embargo, creemos que, a veces, es el mismo profesional el que denigra y desprestigia su profesión con esas actitudes que contribuyen a que en el imaginario de la sociedad se instale esa imagen tan negativa sobre la tarea que desempeña.

Hemos conocido muchos bibliotecarios a lo largo de nuestra vida, ya que somos investigadores, lo que insume que una gran parte de nuestro tiempo que transcurre entre las estanterías, y damos fe de que estos profesionales son muy eficientes y eficaces en los procedimientos que realizan, para que nosostros, los usuarios, podamos obtener aquello que buscamos. Pero, reconocemos que muchas veces no cumplen su misión, ya que, como en todas las profesiones, siempre se encuentran algunas ovejas negras.

Es cierto, que muchas veces nos topamos en las bibliotecas con gente que tiene voluntad de realizar el trabajo de bibliotecario sin serlo realmente, es entonces cuando nos preguntamos si la buena voluntad es suficiente. ¿Porqué hay tantas personas trabajando en las biblitecas públicas, populares e incluso universitarias que no son profesionales? ¿Son solo estas personas las que atienden mal a los usuarios, o también hay algunos profesionales que hacen lo mismo? De ser así, ¿porqué sus compañeros se lo permiten? ¿Acaso no se dan cuenta que por unos pocos todos quedan mal calificados en la sociedad?

Creemos que es realmente una pena que todavía ocurran este tipo de cosas. Como usuarios, reconocemos el valor del trabajo del bibliotecario y pensamos que estos profesionales deberían rever esta imagen negativa dentro de la sociedad.

Recordemos que los bibliotecarios han sido y siguen siendo, usuarios. Entonces, ¿porqué no nos entienden?

Con estas palabras no quiero ofender a estos profesionales, sino llamarlos a la reflexión para que sean ellos mismos los que defiendan su profesión, y no sigan quejandose con amargura por la injusticia de como son tratados. Si la gente misma que ejerce una profesión no la defiende, quiere, respeta y valoriza, difícilmente otros que desconocen lo que significa el esfuerzo de capacitarse y ejercer esa profesión, lo haga.

En hora de que todos los profesionales del área defiendan sus derechos, pero que también ejerzan sus obligaciones con profesionalidad.

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