miércoles, 8 de agosto de 2007

La programación neurolingüística


La PNL (Programación Neurolingüística) se origina en la década del 70 en la Universidad de California, en Santa Cruz, EEUU, donde Richard Bandler (matemático, psicólogo y experto en informática) y John Grinder (lingüista) estudiaron los patrones de conducta de los seres humanos y desarrollaron modelos y técnicas que explican la “magia” y la “ilusión” del comportamiento y la comunicación humana. Su investigación se origino en su curiosidad por entender cómo a través de la comunicación y del lenguaje se producían cambios en el comportamiento de las personas. Según estos autores la PNL reconoce que las personas utilizan, a nivel inconsciente, distintos sentidos para comunicarse o procesar la información. Cada uno privilegia un canal para interactuar, que puede ser visual, auditivo o relacionado con el movimiento. Para ello estudiaron el trabajo desarrollado por diferentes profesionales; terapeutas como Fritz Perl, Virginia Satir y Milton Erickson y averiguaron como utilizaban las asociaciones positivas, las metáforas y la compenetración (rapport) en su conducta y lenguaje; lingüistas como Alfred Korzybski y Noam Chomsky, gracias a lo cual aprendieron los fundamentos de las presuposiciones y los patrones del lenguaje; y otros profesionales relevantes como el antropólogo Gregory Bateson y el psicoanalista Paul Watzlawick.

Bandler y Grinder observaron que, todos ellos, tenían en común ciertos modelos de interacción que aplicaban la mayoría de las veces de manera inconsciente. Así, partieron del principio de que las estructuras en las que se basan los trabajos de terapeutas eficaces se pueden descubrir y, una vez comprendidas, se pueden reproducir y enseñar. Así, los patrones que modelaron y sus influencias intelectuales dieron origen a la PNL.

Las técnicas de la PNL son sumamente útiles para aplicar en nuestras unidades de información, de manera que nos permiten lograr una interacción adecuada entre los integrantes del staff.

Entonces, podemos decir que la PNL propone un modelo de comunicación que parte de estudios acerca de cómo actuamos, pensamos y sentimos en búsqueda de patrones para mejorar la comunicación.

El término programación remite a cómo usar el conocimiento para facilitar el cambio que las personas desean. El vocablo neuro hace referencia a que la acción o la conducta es el resultado de la actividad neurológica. La palabra lingüística refiere a que la actividad neurológica y la organización de las estrategias operativas se exteriorizan a través de la comunicación en general y del lenguaje en particular.

La PNL constituye un modelo de comunicación efectiva, y es por eso que sus técnicas tienen aplicación en todos aquellos campos en que las personas se relacionan con otras. Sus herramientas son puestas a disposición de quien quiera obtener las habilidades básicas de un buen comunicador y se caracterizan por su claridad de objetivo, agudeza perceptiva y flexibilidad de conducta.

Podemos definir la claridad de objetivo como la habilidad de saber que resultado se desea obtener. La agudeza perceptiva, en cambio, es el proceso por el que aprendemos a enfocar la atención y hacer más sutiles las distinciones respecto a la información que recibimos del mundo. Además, es necesario adiestrar la agudeza sensorial para advertir si lo que se está haciendo conduce hacia la meta que establecimos. Y por último, la flexibilidad de conducta es la habilidad que complementa a las anteriores, dado que, pues el contar con múltiples opciones nos da recursos suficientes para conseguir el objetivo deseado.

La “genialidad” de Bandler y Grinder residió en encontrar los patrones o "programas mentales” que subyacen a todo resultado exitoso y aplicarlo de manera sistemática a cualquier comunicación interpersonal.

Para comunicar con eficacia hay que comprender que todos somos diferentes en cuanto a nuestro modo de percibir el mundo, y utilizar esa comprensión como guía en nuestra comunicación con los demás. Entonces, podemos afirmar que el éxito personal reside, en gran medida, en nuestra habilidad para expresarnos. Lo que se dice es casi insignificante comparado con cómo se dice. Es importante utilizar un estilo de lenguaje que cautive las mentes de los oyentes.

La PNL descubrió que el comunicador competente usa el lenguaje para crear un clima de confianza y entendimiento con su interlocutor. Marca diferencias porque posee la habilidad intuitiva de adaptar su estilo de comunicación al de la persona que lo escucha. De esta manera tiene la certeza de hablar un mismo idioma y de que su interlocutor le entienda mejor que si usara un sistema representacional que no le agrada. Además, emplea de manera natural un lenguaje rico que involucra a todos los sentidos en el modo de escribir o de hablar. Esta premisa sencilla es de suma importancia ya que nuestra forma de hablar refleja nuestra forma de pensar.

Otra de las características que podemos destacar es que la comunicación siempre está llena de intencionalidad; su finalidad es la movilización del otro; el interlocutor, a través de sus palabras u actitudes, quiere llamar la atención del otro y obtener el máximo de atención. Entonces, el verdadero resultado de la comunicación es la respuesta que se obtiene. La aplicación de las técnicas de PNL permiten generar estados internos poderosos que movilizan a ambas partes en la generación de respuestas adecuadas. Por ello cuando establecemos este tipo de conexión, surge una sensación de confianza que las personas la valoran mucho.

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