domingo, 10 de febrero de 2008

La revancha de la letra Ñ

Es un dato aparentemente menor, pero muy importante. La letra "ñ" acaba de ingresar a Internet, en el marco de la admisión de los nuevos dominios multilingües que serán reconocidos por la Red.

Revelador resulta que la presentación de este avance se haya realizado en la Real Academia Española de la Lengua, en Madrid, en una ceremonia que reunió a las máximas autoridades del gobierno hispano, a los directores de las academias de las lenguas que se hablan en la península ibérica –catalán, gallego, euskera– y, sobre todo, a los presidentes de las 20 academias americanas de la Lengua Española.

El español es el idioma más estudiado del mundo después del inglés. Asimismo, es una de las lenguas maternas más difundidas en Occidente: la hablan 500 millones de personas.

Esta masa humana representa un inmenso reservorio de energías, que aporta todos los días al ejercicio del idioma un caudal de vocablos y expresiones que lo tienen en constante movimiento y expansión.

La vitalidad de una lengua es síntoma de la vitalidad de una cultura y de la exigencia explícita o implícita que ésta manifiesta en el campo de las relaciones internacionales, por ser reconocida y ocupar un lugar singularizado. Esta pretensión por lo general se ha visto contrariada por los grandes focos del poder mundial.

Como secuela de esto último, hasta hace muy poco tiempo la eñe estaba de contrabando en el ciberespacio. Se habló, en su momento, incluso de expulsarla del alfabeto, para simplificar los teclados de las computadoras. De hecho, aunque los teclados latinoamericanos y españoles incluyen a la eñe, era imposible registrar un dominio en Internet que admitiera esa letra. Ello originaba una serie de equívocos, entre patéticos e irritantes, que imponían reemplazarla con "io", "ia", "ie", etcétera, o directamente suprimirla.

Don Álvar Núñez Cabeza de Vaca habría de llamarse Álvar Núniez o Álvar Nunes Cabeza de Vaca; para no hablar de otras palabras en las cuales la supresión de la fonética designada por la eñe genera vocablos que, en determinado contexto, pueden ofender al buen gusto...

Los signos gráficos como la "ñ", la "ç", la diéresis, la elle o doble ele, serán reconocidos de aquí en adelante en Internet. Es un paso que contribuye a democratizar aun más a la Red, institución paradójicamente no instituida, impalpable, flexible, dúctil y a menudo anárquica, que está modificando el mundo a una velocidad inusitada, erigiéndose en lo que con toda probabilidad sea la revolución más sorprendente producida desde la invención de la imprenta.

El nuevo mundo digital está en vías de generar una nueva civilización. La comunicación instantánea, fluida, aérea, está cambiando la cultura y, aunque este remolino –o, mejor dicho, este maremoto– tiene sus pros y sus contras, es un hecho en apariencia irreversible.

Sus potencialidades positivas (en especial en lo referido a tornar imposible la instalación de una censura absoluta y a ofrecer un campo inagotable para la indagación y las sorpresas) son muchas más, a nuestro entender, que las negativas.

El avance del español en ese ámbito hasta aquí dominado de manera prioritaria por el inglés es una forma de mantener una presencia específica de las culturas singulares frente al abrazo de oso que supone la masificación de los medios de comunicación controlados por el pensamiento hegemónico.

No se puede perder el tren de la sociedad del conocimiento. En la medida que se maneje la tecnología, y la informática se aproveche para establecer un trato fluido entre quienes desean escapar a las distorsiones del sistema, la vitalidad cultural seguirá siendo posible.
El desembarco de la eñe en Internet implica la manifestación de una originalidad que debe mantenerse, incluso para mejor receptar los influjos externos y el inevitable sincretismo hacia el cual derivan las sociedades modernas. La afirmación del español es una forma de sostenernos en pie en medio de la marea.

Fuente: Diario La Voz del Interior

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